viernes, 14 de enero de 2011

Lectura de "Posición del inconsciente" parte 1: Contexto histórico

  “Posición del Inconsciente”:  contexto histórico

Elaborado en marzo de 1964, “Posición del Inconsciente”  constituye la redacción por parte de Lacan de su participación en el Coloquio de Bonneval desarrollado en 1960.

Henri Ey convoca para el Congreso de Bonneval a filósofos y psicoanalistas pertenecientes a las dos grandes tendencias que en aquel entonces estaban representadas por la Sociedad Psicoanalítica de París (SPP) y  por    la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP)- de la que formaba parte Lacan-, con el objeto de debatir sobre el estatuto del inconsciente freudiano.

H.  Ey no invita a ningún maestro de la segunda generación, a excepción de Lacan, a quien le propone participar en el debate sin realizar ninguna ponencia. Los psicoanalistas invitados son nombres de la tercera generación francesa: Leclaire, Laplanche, Perrier, Pontalis (por la SFP) Lebovici, Diatkine, André Green (por la SPP) mientras que por parte de los filósofos fueron convocados  Ricoeur, Merleau- Ponty, Henri Lefevre, Jean Hyppolite.

La SFP fue representada mayoritariamente por alumnos de Lacan, los que no estaban completamente de acuerdo entre ellos en lo referente a las hipótesis  lacanianas, a punto tal que Leclaire y Laplanche presentaron juntos una ponencia titulada “El inconsciente, un estudio psicoanalítico”, dividida en capítulos que firman por separado. A pesar de las disidencias teóricas, el trabajo denotaba un verdadero esfuerzo de investigación, tal vez el último debate genuino registrable en el entorno lacaniano que prontamente se convertiría en una masa que sólo quería imitar al líder. 

La parte esencial del coloquio trató de las relaciones del inconsciente y el lenguaje, por lo que las discusiones se organizaron en torno a la enseñanza lacaniana, hecho que representó un fuerte espaldarazo en relación a la disputa política de Lacan con la SPP y la IPA.  Además, desde el punto de vista teórico, Bonneval  constituyó la posibilidad de demostrarles a los psicoanalistas de la IPA que el freudismo revisado desde la lingüística presenta  las condiciones  de una ciencia en forma plena, sin la necesidad de su reducción a la biología.