domingo, 6 de noviembre de 2011

Lectura de “Posición del Inconsciente”, parte 7: apertura y cierre del inconsciente.


Vamos a detenernos en el siguiente párrafo:

“Se da uno cuenta de que es el cierre del inconsciente el que da la clave de su espacio, y concretamente de la impropiedad que hay en hacer de él un dentro.” (Posición del Inconsciente, pág. 797, Edit. Siglo XXI)


Como resultado de la aplicación del paradigma del significante, Lacan introducirá un fuerte cambio de perspectiva en la conceptualización del inconsciente freudiano, produciendo la ruptura de la lógica euclidiana del interior/exterior. El inconsciente no es concebible como un espacio interno.

Grosso modo, podríamos decir que en la medida en que el inconsciente es un efecto estructural del acto de palabra, Lacan va a dejar de lado la idea de “aparato psíquico” – la que supone, por deslizamiento de significación, una noción netamente espacial del inconsciente-, sustituyéndola por el concepto de sujeto del inconsciente, vinculado a la dimensión temporal.

En otras palabras:  el sujeto no “tiene” un inconsciente, sino que hay fenómenos del orden del acto que, al producirse, dan cuenta de una subjetividad cuya intención o pensamientos tienen el mismo grado de estructuración que el sujeto de la conciencia.

En el mismo sentido, la hipótesis de la represión primaria no tendrá lugar en el argumento lacaniano, ubicando a la ley del significante como causa del inconsciente:

“Ahora (…) estoy en posición de introducir en el dominio de la causa, la ley del significante…”(Seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, pág. 31, Ed. Paidós.)


¿A qué se refiere Lacan con “ley del significante”?

“( El inconsciente) Demuestra también el núcleo de un tiempo reversivo, muy necesario de introducir en toda eficacia del discurso; bastante sensible ya en la retroacción,(…) del efecto de sentido en la frase, el cual exige para cerrar su círculo su última palabra.” (Posición del Inconsciente, pág. 798)


La ley del significante es la retroacción, el efecto reversivo de cierre que se produce desde la última palabra de una frase, la que opera como corte.

El inconsciente se produce a partir y como un efecto de la discontinuidad: en toda cadena significante, el S2 (significante binario) será el que en après-coup haga existir al S1 y, en la articulación de ambos, al sujeto del inconsciente.

“La aparición evanescente sucede entre los dos puntos, el inicial, el terminal, de ese tiempo lógico(…). Así pues, ónticamente, el inconsciente es lo evasivo, pero logramos circunscribirlo en una estructura temporal…” (Seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, pág. 40, Ed. Paidós)


De esta manera, para Lacan el inconsciente queda vinculado al tiempo y no al espacio.

La lógica de un contenido interno o “reprimido” que retornaría en los lapsus, actos fallidos, sueños o síntomas será sustituida por una estructura topológica que no admite las nociones espaciales de adentro/afuera: la apertura y el cierre.

“Se da uno cuenta de que es el cierre del inconsciente el que da la clave de su espacio, y concretamente de la impropiedad que hay en hacer de él un dentro.”


Desde el punto de vista clínico esta estructura adquiere relevancia al momento de situar los puntos de quiebre históricos, aquello que siendo relatado como un “antes y un después”, constituye un verdadero corte o discontinuidad a partir del cual  un síntoma cobra existencia en la vida de alguien.
Del mismo modo, el corte de las sesiones según un tiempo variable logra su fundamentación en estos desarrollos que vinculan al inconsciente a una efectuación temporal.