sábado, 27 de junio de 2020

Clínica lacaniana 4 - Conferencia en Lovaina 1972 "El sueño de Pascal"



En esta conferencia pronunciada en la Universidad Católica de Lovaina, el 13 de Octubre de 1972, Lacan hace referencia a un sueño que le relató una paciente y que bautizó como “el sueño pascaliano”.
El texto fue publicado originalmente, con la autorización de Jacques-Alain Miller, pero evidentemente no establecido por él, en el número 3 de la revista Quarto, suplemento belga a la Lettre mensuelle de l’Ecole de la Cause Freudienne, 1981, según consigna Ricardo Rodríguez Ponte en su traducción (disponible en la página de lacanterafreudiana.com.ar  : Conferencia en Lovaina 1972 )
Encontramos una reseña muy interesante hecha por Antonio Di Ciaccia en Lacan en Lovaina sobre los detalles que rodearon a la presentación de Lacan ese día.



La muerte es del dominio de la fe. Ustedes tienen mucha razón en creer que van a morir, desde luego; eso los sostiene. Si no creyeran en eso, ¿podrían soportar la vida que tienen? Si uno no estuviera sólidamente apoyado sobre esta certeza de que eso terminará, ¿acaso podrían ustedes soportar esta historia? Sin embargo, no es más que un acto de fe. El colmo de los colmos, es que ustedes no están seguros de eso. ¿Por qué no habría uno o una que viviría hasta los 150 años? Pero, en fin, a pesar de todo, es ahí que la fe vuelve a tomar su fuerza.

 Entonces, en medio de eso, ustedes saben lo que les digo al respecto, yo, porque he visto eso, hay una de mis pacientes —hace mucho tiempo, de manera que ella ya no escuchará hablar de esto, sin lo cual yo no contaría su historia— ella un día soñó, así, que la existencia volvería a brotar siempre por sí misma, el sueño pascaliano, una infinidad de vidas sucediéndose a sí mismas sin fin posible; se despertó casi loca. Ella me lo contó {risas en el auditorio}. Desde luego, yo no lo encontraba divertido. Pero, vean, la vida, eso es algo sólido {Lacan golpea el escritorio}, sobre lo cual vivimos, justa-mente. En la vida, desde que uno comienza a hablar de ella como tal, la vida, desde luego, nosotros vivimos, eso no es dudoso, incluso nos damos cuenta de ello a cada instante. 

A menudo, se trata de pensarla, tomar la vida como concepto; entonces, ahí, nos ponemos al abrigo todos juntos, para recalentarse con un cierto número de bichos que nos calientan, naturalmente, tanto mejor cuanto que para lo que es de nuestra vida, la de nosotros, no tenemos ninguna idea de lo que es.




viernes, 26 de junio de 2020

Clínica lacaniana 3 - Seminario 10 "La angustia", Caso "La mujer teledirigida"



En la sesión del 20 de marzo de 1963, en medio de la articulación teórica entre los conceptos de  goce,  deseo y  angustia, Lacan hace referencia a una interesante viñeta de su propia práctica:

"Y para volver a la mujer, voy a intentar, yo también, con una de mis observaciones, hacerles sentir lo que entiendo decir en cuanto a su relación con el goce y el deseo.

Se trata de una mujer que, un día, me hace esta observación, que su marido, cuyas insistencias, si puedo decir, son fundantes en el matrimonio, la tiene abandonada desde hace un tiempo un poco demasiado largo para que ella no lo note, vista la manera con que ella acoge siempre lo que siente de su parte como más o menos torpe. Eso más bien la aliviaría. Sin embargo, de todos modos voy a extraer una frase por la cual ― no se precipiten en seguida para saborear una ironía que me sería atribuida de un modo completamente indebido ― ella se expresa así: “Poco importa que él me desee, con tal que no desee a otra”

No llegaré a decir que esto sea, ahí, una posición común ni regular. Esto no puede cobrar su valor sino por la continuación de la constelación tal como va a desarrollarse por las asociaciones que constituyen ese monólogo. He aquí entonces que ella habla de su estado, el de ella; ella habla de eso, una golondrina no hace verano, con una singular precisión. (…)

Al respecto, dice, me fastidia encadenar con lo que voy a decirle, eso no tiene ninguna relación, desde luego”. Me dice entonces que cada una de sus iniciativas me están dedicadas, a mí ― pienso que ustedes ya lo han comprendido desde hace tiempo, es a mí, quien soy su analista ―“no puedo decir consagradas, eso querría decir hacerlo con un determinado objetivo. No. Cualquier objeto me obliga a evocarlo a usted como testigo, incluso no para tener, de lo que veo, la aprobación. No, simplemente la mirada. Al decir esto, voy incluso un poquito demasiado lejos. Digamos que esa mirada me ayuda a hacer que cada cosa cobre su sentido”.


Al respecto, evocación irónica del tema hallado en una fecha juvenil de su vida, del título bien conocido de la pieza de Stève Passeur, «Viviré un gran amor». ¿Conoció ella en otros momentos de su vida esta referencia al *Otro? 
Esto la hace remitirse al comienzo de su vida matrimonial, luego remontarse más allá y testimoniar en efecto lo que fue en efecto, aquél que no se olvida, su primer amor. Se trataba de un estudiante del que estuvo rápidamente separada, con el cual quedó en correspondencia en el pleno sentido del tér-mino. Y todo lo que ella le escribía, dice, era verdaderamente “un tejido de mentiras” “Yo creaba hilo a hilo un personaje, lo que deseaba ser a sus ojos, que yo no era de ninguna manera. Eso fue, me temo, una empresa puramente novelesca, y que yo proseguí de la manera más obstinada”. “Envolverme, dice, en una especie de capullo”. Añade, muy tranquilamente: “Usted sabe, a él le costó confiarse...”.  

Al respecto, vuelve sobre lo que ella hace para mí: “Es todo lo contrario, lo que aquí me esfuerzo por ser; me esfuerzo por ser siempre verdadera, con usted. Cuando estoy con usted no escribo una no-vela; la escribo cuando no estoy con usted”. Vuelve sobre el tejido, siempre hilo a hilo, de esa dedicación de cada gesto que no es forzosamente un gesto que presuntamente me complazca, ni siquiera que forzosamente me deje conforme. No hace falta decir que ella forzaba su talento. Lo que ella quisiera, después de todo, no es tanto que yo la mire, es que mi mirada venga a sustituirse a la suya. “Es el auxilio de usted mismo que yo reclamo. La mirada, la mía, es insuficiente para captar todo lo que hay que absorber del exterior. No se trata de mirarme hacer, se trata de hacer por mí” En resumen, pongo término a esto, de lo que tengo todavía una gran página, de la que no quiero extraer más que la única palabra de mal gusto que allí sucede, en esta última página: “Yo estoy”, dice ella, “teledirigida”, lo que no expresa ninguna metáfora, ¡créanlo! No hay ningún sentimiento de influencia. Pero si yo vuelvo a sacar esta fórmula, es para recordarles que ustedes han podido leerla en los periódicos, a propósito de ese hombre de izquierda que, tras haberse envuelto en un falso atentado, creyó deber darnos ese ejemplo inmortal que, en la política, la izquierda es en efecto siempre, por la derecha, teleguiada."


jueves, 25 de junio de 2020

Clínica lacaniana 2 - Seminario "El saber del psicoanalista"



En la entrada anterior sobre Clínica lacaniana mencionábamos los reparos que Lacan tuvo a lo largo de su enseñanza para hablar de su propia práctica.

Aquí recortamos un fragmento de la clase del 6 de enero de 1972 correspondiente al  Seminario “El saber del psicoanalista” ( publicado por la Editorial Paidós como “Hablo a las paredes” ) donde Lacan hace referencia a una anécdota en la que cuenta públicamente un breve   evento vinculado a una cura que él conducía y la razón por la cual luego prefirió ser más prudente:



lunes, 15 de junio de 2020

Clínica lacaniana 1 - Jacques Lacan, "Ocho presentaciones de enfermos en Sainte-Anne " (1975/76), en español




A diferencia de Freud, que publicó cinco historiales clínicos e innumerables ejemplos de su práctica, Jacques Lacan eludió bastante abiertamente las referencias clínicas directas, más allá de que contamos con su tesis doctoral de 1932, el caso Aimée.


En varias oportunidades afirmó que su decisión estaba basada en la modalidad pública en la que impartía su enseñanza, razón por la cual prefería tomar casos de otros psicoanalistas a la hora de hacer articulaciones clínicas.


Sin embargo, encontramos en el transcurso de los seminarios algunas  alusiones a lo que acontecía en su consulta, breves como las que solía utilizar Freud en su Psicopatología de la vida cotidiana, pero que bien valen al momento de emprender investigaciones serias sobre su obra;  por otro lado también existen  documentos  sobre algunas de sus presentaciones de enfermos , como esta recopilación que compartimos a continuación hecha por colegas de la Junta Directiva de la Federación de Foros del Campo Lacaniano (FFCL-España F8): Sabino Cabeza, Carmelo Sierra, Camila Vidal.