Con la introducción
en la teoría de las nociones de alienación y separación, Lacan cierra el
bucle conceptual en torno a la causación del sujeto, iniciado en el seminario sobre La Angustia
con el conocido “esquema de la división significante”:
"Ya les he enseñado a situar el proceso de subjetivación en
la medida que el sujeto tiene que constituirse en el lugar del Otro bajo los
modos primarios del significante, y a partir de lo que está dado en ese tesoro
del significante ya constituido en el Otro(…). El tesoro del significante donde
tiene que situarse espera ya al sujeto, que, en este nivel mítico, todavía no
existe. Sólo existirá a partir del primer significante, que le es anterior, y
que con respecto a él es constituyente.” ( Seminario 10, La angustia, Editorial Paidós,
pág 175)
“A qué apunta la angustia en lo real(…) es lo que trataré de
mostrarles mediante el cuadro de la división significante del sujeto.”
(Seminario 10, La angustia, Edit. Paidós, pág 188)
Es muy importante no perder de vista que en el marco de
dicho seminario, Lacan ubicará a la angustia en relación al deseo del Otro,
cuestión que retomará cuando desarrolle la operación de separación.
Subrayemos entonces que para Lacan las operaciones de
alienación y separación serán las que
darán cuenta de la causación del sujeto desde la perspectiva del psicoanálisis,
sin que ello constituya una explicación
diacrónico-cronológica del origen de la subjetividad. Si se lee
detalladamente el argumento de Lacan, de ningún modo se puede inferir que “un
sujeto” podría quedar situado en el momento de alienación –sin “pasar” al
tiempo de separación. No se trata de tiempos madurativos ni de etapas que la
subjetividad tendría que atravesar, ni mucho menos, de eventos que podrían
ubicarse en la historia.
Por el contrario, Lacan hace hincapié en que se trata de
“dos operaciones que se ordenan en una relación circular, pero por ello no
recíproca” (Posición del Icc,) lo que quiere decir que serán los dos tiempos lógicos de una misma operación: la causación del
sujeto en el campo del Otro, y que no son pensables como conceptos
aislados, sino que ponen en evidencia la íntima articulación entre diacronía y
sincronía, “historia y estructura”. Para decirlo de otro modo, al no referirse
a momentos o fases históricas, no serán verificables por ningún psicoanalista
en ningún caso clínico, sino que sólo se accederá a los efectos ya acaecidos de
la operatoria completa, esto es :
- la cadena significante operando para determinado sujeto en
términos de intervalo (S1-S2, lo que pone en acto la definición del sujeto como lo que un
significante representa para otro significante)
-o la cadena significante holofraseada (X – S1), cuestión que se desarrolla
largamente en el Seminario sobre “Los cuatro conceptos fundamentales” en
relación a la psicosomática, la psicosis y la debilidad mental.
Pasemos a la operación de alienación, ubicada primera en una
temporalidad lógica respecto de la separación.
“El efecto de lenguaje es la causa introducida en el
sujeto.(…) Pues su causa es el significante sin el cual no habría ningún sujeto
en lo real.”
“El registro del significante (…) produciéndose en el lugar
del Otro, hace surgir allí al sujeto del ser que no tiene todavía la palabra.”
“La alienación reside en la división del sujeto que acabamos
de designar en su causa.”
En estas citas extraídas del escrito que nos ocupa, Lacan
sostiene que denominará “alienación” al efecto de división estructural,
producto del surgimiento del sujeto en el campo del Otro, siendo éste un campo
de significantes, es decir, que ninguno de ellos, en cuanto tal, significa nada
sino en relación a los otros. La
estructura significante del campo del Otro produce un efecto de fading o
desvanecimiento del ser, lo que en otros seminarios y escritos Lacan
refiere en términos de “carencia de ser”, en la medida en que ningún
significante –por definición- podrá
otorgar una identidad.
“Efecto de lenguaje por nacer de esa escisión original
(S1-S2), el sujeto traduce una sincronía significante en esa primordial
pulsación temporal que es el fading constituyente de su identificación.”
“Lo que había allí listo a hablar, desaparece por no ser ya
más que un significante.” (Posición del Icc)
Para Lacan, entonces, la alienación será el efecto de
división estructural del sujeto, en la medida en que éste es producto de la articulación significante.
Se produce una primordial pérdida de unidad, donde el
ser-hablante ya nunca hará centro en ningún sí mismo, de lo que se deriva el paradójico
efecto de un ser que adviene a la existencia como falta-en-ser.
Al tiempo de la alienación se articulará la operación de
separación, como el momento lógico en el que se produce el rescate parcial de
la pura falta en ser mediante la función del Otro y su deseo.