sábado, 18 de julio de 2020

Comentario sobre el Uno del cuerpo en la última enseñanza de Lacan – Parte 1


Existe una lectura muy difundida entre colegas lacanianos que ubica un corte en la enseñanza del autor francés  a partir del Seminario 20 “Aún”, por el que se produciría un viraje materialista en su teoría .

Según esa hipótesis, Lacan “corta la rama sobre la cual  estaba apoyada toda su enseñanza” (Jacques-Alain Miller, “El lenguaje, aparato de goce”, Colección Diva, pág. 172 ) y dejaría de lado el concepto de sujeto como efecto del significante pasando a un paradigma fundamentado en el cuerpo propio y el concepto de goce. El Uno del cuerpo sustituiría a la división subjetiva planteada en términos de  S1-S2 .

Resulta llamativa la adherencia a esta hipótesis de lectura que, a poco de desandar los textos lacanianos de esa época, el lector no solo no podría comprobar sino que por el contrario, encontraría la tesis exactamente opuesta.

De hecho, al disponerse a la lectura sistemática de los Seminarios y Escritos del llamado último período lacaniano, se constata que lejos de consumarse una ruptura epistemológica en el devenir de su enseñanza, Lacan subraya una y otra vez una misma lógica , aquella que ubica el fundamento del discurso analítico  en el significante y sus efectos, recurriendo en este caso a los nudos y la topología, así como anteriormente lo había hecho con los grafos y matemas.

Precisamente, abundan las referencias críticas de Lacan a la noción de cuerpo considerado como un Uno cerrado, cuya materialidad biológica solo cuenta para el psicoanálisis -según su perspectiva -en la medida en que brinda en lo imaginario la idea de cuerpo-bolsa, lo que el sentido común representa con la figura de un círculo.

Esto es, si se considera que el cuerpo constituye un Uno y que allí radicaría el fundamento de lo que el psicoanálisis plantea como causa de los síntomas, entonces sería un discurso que no se diferenciaría del sentido común.

La pregunta que inevitablemente surge es ¿Por qué se ha tergiversado tanto el paradigma lacaniano, cuya axiomática basada en el significante cualquier lector puede encontrar en los textos originales?

A partir de esta entrada del Blog y en las siguientes, les propongo revisar entonces una serie de citas del llamado “último Lacan”, en la que éste fija su posición con claridad.


Seminario 21 – Les non dupes errent ( Los no incautos yerran/ Los nombres del padre) Clase 15 11/6/74 (inédito)

“…hay unas curiosas personas que continúan en cierta sociedad llamada internacional' que continúan operando como si todo cayera de su peso. A saber, que eso podría situarse, y en un mundo que estaría hecho de cuerpos, de cuerpos a los que llaman vivientes — por cierto que no hay razón para llamarlos así— , que están sumidos en un medio al que llaman "mundo" “

Aquí Lacan se refiere en términos de “curiosas personas” a los psicoanalistas de la Internacional Psicoanalítica que parten de considerar el “cuerpo viviente sumido en el mundo”, es decir, casi los mismos términos con los que se pregona el hipotético cambio de paradigma lacaniano.


Seminario 22 – R.S.I. Clase 1 10/12/74 (inédito)

“Hay algo que hace que el ser hablante se demuestre consagrado a la debilidad mental, y eso resulta de la sola noción de Imaginario en tanto que el punto de partida de ésta es la referencia al cuerpo y al hecho de que su representación —quiero decir todo lo que para él se representa— no es sino el reflejo de su organismo. Esta es la menor de las suposiciones que implica el cuerpo. Pero ahí hay algo que enseguida nos hace tropezar: es que en esta noción de cuerpo es preciso implicar allí inmediatamente esto que es su definición misma, que es algo de lo que se presume que tiene funciones especificadas en unos órganos, de manera que un automóvil, incluso un ordenador, según las últimas noticias, es también un cuerpo. No va de suyo, para decirlo, que un cuerpo esté vivo.”

Lacan afirma que el punto de partida de lo Imaginario es la representación del cuerpo como reflejo del organismo, lo que Freud planteaba en términos de “El Yo es el reflejo de la superficie corporal”, por lo que luego agrega:

Clase 2 – 17/12/74

“Quiero decir que la función, por ejemplo, llamada del Yo (moi), es ese algo de lo que Freud, de manera conforme a esa necesidad, a esa pendiente que hace que es a lo Imaginario que va la sustancia como tal, Freud designa como el yo (…) es en la bolsa, la bolsa del cuerpo, es por esta bolsa que se encuentra figurado el Yo, en lo cual, por otra parte , esto lo induce a tener que, sobre ese Yo, especificar algo que justamente hacía allí agujero por dejar entrar allí el mundo, por necesitar que esta bolsa sea de alguna manera taponada por la percepción.”


Aquí Lacan lo dice lisa y llanamente: El Yo es lo que en lo Imaginario, provee la idea de que el cuerpo es una bolsa.

Hablar del Uno-del-cuerpo, entonces,  ¿No es hablar del Yo? 
 

sábado, 4 de julio de 2020

Clínica lacaniana 5 - "Psicoanálisis y medicina": caso "El joven de la depresión ansiosa"


En la conferencia dictada  durante una mesa redonda del Collège de Médecine, en La Salpêtrière, el 16 de Febrero de 1966,  Psychanalyse et médecine. La place de la psychanalyse dans la médecine.”, Lacan menciona el caso conocido como “el joven de la depresión ansiosa”:



" ¿Dónde está el límite en que el médico debe actuar y a qué debe responder? A algo que se llama la demanda.(…)
  
Es en el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica. Responder que el enfermo viene a pedirnos la cura no es responder, pues cada vez la tarea precisa, que debe realizarse con urgencia, no responde pura y simplemente a una posibilidad que se encuentra al alcance de la mano, supongamos: a un aparato quirúrgico o a la administración de antibióticos(…)

 Cuando el enfermo es remitido al médico o cuando lo aborda, no digan que espera de él pura y simplemente la curación. Coloca al médico ante la prueba de sacarlo de su condición de enfermo, lo que es totalmente diferente, pues esto puede implicar que él esté totalmente atado a la idea de conservarla. Viene a veces a demandarnos que lo autentifiquemos como enfermo; en muchos otros casos viene, de la manera más manifiesta, para demandarles que lo preserven en su enfermedad, que lo traten del modo que le conviene a él, el que le permitirá seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad.

¿Necesito acaso evocar mi experiencia más reciente? Un formidable estado de depresión ansiosa permanente, que dura desde hace ya más de veinte años, el enfermo venía a buscarme aterrorizado ante la idea de que yo le hiciese lo mas mínimo. A la sola proposición de volverme a ver cuarenta y ocho horas más tarde, ya, la madre temible, que durante ese tiempo había acampado en mi sala de espera, había ya logrado tomar disposiciones para que nada de esto ocurriese.

Esta es una experiencia banal, sólo la evoco para recordarles la significación de la demanda, dimensión donde se ejerce hablando estrictamente la función médica, y para introducir lo que parece fácil de captar, aunque no haya sido seriamente interrogado más que en mi escuela, a saber, la estructura de la falla que existe entre la demanda y el deseo"


Publicado en "Intervenciones y textos I ", Editorial Manantial.

Una versión que presenta las ponencias de los otros participantes de la mesa redonda, revisada por Ricardo Rodríguez Ponte, se encuentra en la página de Lacanterafreudiana