jueves, 20 de agosto de 2020

Comentario sobre el Uno del cuerpo en la última enseñanza de Jacques Lacan- Parte 2

(Viene de Parte 1 )

En “Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo” (Editorial Diva, 2002) , Jacques-Alain Miller hace una serie de afirmaciones que lo conducen a poner de relieve la dimensión del cuerpo viviente para la clínica psicoanalítica.

Si bien se basa en los textos lacanianos, el lector atento advertirá que se trata de formulaciones propias que no coinciden necesariamente con el paradigma de Lacan:

“Me intereso en la vida únicamente solo en su conexión con el goce y por lo que podría ser que merezca ser calificada como real. Me parece que las proposiciones de Lacan no impiden formular que la vida es condición del goce.”

“Si la vida es condición del goce, es una condición necesaria, pero no suficiente.”

“(…) solo hay goce a condición de que la vida se presente bajo la forma de cuerpo viviente.”

Acto seguido agrega que “Nada obstaculiza que situemos el goce como un afecto del cuerpo. ( “Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo”, páginas 25 y 26)

Resulta por lo menos curioso que estas formulaciones se atribuyan a Lacan, ya que en numerosas ocasiones éste acentuó el corte epistemológico entre la biología y el psicoanálisis, precisando justamente que uno de los desvíos de los pos-freudianos consistió en otorgarle  a varios de los conceptos teóricos un sustrato material-corporal.

Por ejemplo, en un texto del año 1958  titulado nada menos  que “El psicoanálisis verdadero y el falso”, afirmaba:

“El psicoanálisis verdadero tiene su fundamento en la relación del hombre con la palabra. (…)

Esta relación del hombre con la palabra es evidente en el médium del psicoanálisis, por lo cual es más extraordinario todavía que sea desatendida en su fundamento.(…)

Que el sustrato biológico esté interesado en el análisis hasta en lo más hondo no implica en modo alguno que la causalidad que descubre ahí se pueda reducir a lo biológico.” ( en “Otros escritos”, Editorial Paidós, pág. 182 )

De hecho, el concepto de sujeto que propone Lacan en su diferencia con el  aparato psíquico sostenido por Freud, es una instancia simbólica que no se presta a ninguna materialidad ni interioridad, sino que tiene una existencia ligada al acto del decir, la “dit-mensión” como la llamará.

Sin embargo, como mencionábamos en la entrada anterior del blog, la versión biologizante que tiende a la sutura de la división estructural del sujeto al reducirlo al Un-cuerpo, está  muy difundida entre colegas, siendo que dicha  hipótesis será imposible de encontrar en los textos lacanianos dado que allí se sostienen tesis opuestas.

El denominado Un-cuerpo, para Lacan representa la “buena forma” del  círculo que la estructura impone desde lo Imaginario; de este modo, corresponde a la lógica del Yo, como todo aquello que tienda al Uno, a la totalidad.

Siguiendo con la serie de citas, veamos este comentario de Lacan en el seminario 22, “R.S.I.” (inédito) , en la clase 3 del 21/1/75:

 

“(…) la figura circular (…) ahí se ha fundado la noción de buena forma; y esta noción de buena forma es precisamente lo que está hecho para hacernos , si puedo decir, entrar en lo Real lo que es de lo Imaginario. Y diré más: hay parentesco de la buena forma con el sentido, lo que hay que señalar.”

“El orden del sentido se configura , si podemos decir, naturalmente, por lo que esta forma del círculo designa.”(21/1/75)

 

Aquí Lacan nos advierte que lo que hace círculo, la llamada buena forma, participa de lo Imaginario y del sentido.

Luego continúa:

“La consistencia supuesta a  lo Simbólico se hace acorde con esta imagen de alguna manera primaria, de la que en suma fue preciso esperar al psicoanálisis para que nos percatemos de que ella está ligada al orden de ese cuerpo al que está suspendido lo Imaginario.”(21/1/75)

Lacan insistirá en el hecho de que el cuerpo es lo que brindará la consistencia del sujeto en lo Imaginario, pero justamente son dos órdenes distintos:

 

“(…) el Inconsciente ex -siste por lo menos al cuerpo (…) ex -siste en la discordia. No hay nada en el Inconsciente , si está hecho tal como se los enuncio que con el cuerpo haga acuerdo. El Inconsciente es discordante. El Inconsciente es lo que, por hablar, determina al sujeto en tanto que ser, pero ser a barrar por esta metonimia de la que soporto el deseo” (21/1/75)

No hay acuerdo entre el Inconsciente y el cuerpo; éste último participa de lo Imaginario, es decir, que favorece la ilusión para el sujeto de tomarse por Uno.

En la clase 8, del 18/3/75 , agrega en la misma dirección:

“Lo que quiero hacerles observar es esto: ¿podemos pensar lo Imaginario mismo en tanto que estamos en él tomados por nuestro cuerpo, podemos pensar lo Imaginario para reducir, si puedo decir, de alguna manera, su imaginaridad, o su imaginería?, (como ustedes quieran). Estamos en lo Imaginario, eso es lo que hay que recordar”

Para Lacan, como estamos siguiendo en esta serie de citas de su última enseñanza, el cuerpo es lo que brinda la ilusión de consistencia en lo Imaginario; la buena forma, el Uno, es aquello que se impone desde ese registro. No hay ninguna referencia ni explícita ni implícita a una modificación del lugar que le otorga al significante, así como tampoco a la promoción del cuerpo en términos de causalidad.

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