domingo, 6 de mayo de 2012

Lectura de “Posición del Inconsciente”, parte 8 - a: Introducción a las operaciones de causación del sujeto, alienación y separación.


Vamos a continuar con la progresión del texto de Lacan, en el que va a desarrollar un tema nodal para la praxis analítica: las operaciones de causación del sujeto.

Antes de avanzar puntualmente sobre el tema, es necesario que revisemos lo dicho hasta aquí ya resulta imprescindible para acceder a la lógica del planteo lacaniano.
Lo primero que tenemos que situar es que Lacan empleará las nociones de “inconsciente” y  “sujeto” de forma equivalente.
Es decir, cuando utilicemos cualquiera de los dos términos, será lo mismo que afirmar “sujeto del inconsciente” o “el inconsciente y el sujeto que le corresponde”:

“Freud opone la revelación de que, a nivel del inconsciente, hay algo homólogo en todos sus puntos con lo que sucede a nivel del sujeto: eso habla y eso funciona de manera tan elaborada como a nivel de lo consciente” (Seminario 11, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, pág. 32).

Por otra parte, Lacan sostiene que el sujeto del inconsciente es un efecto del acto de palabra en el campo del lenguaje, por lo que carece de toda sustancialidad y/o unidad; el sujeto, para el psicoanálisis, no es un ser,  esto es, no es susceptible de ser atrapado por ninguna ontología.
¿Por qué Lacan se refiere al inconsciente como un efecto? Por la ley del significante en el acto de la palabra: si el significante, por definición, en sí mismo no significa nada sino en relación a otro, será el último término de la cadena, aquel que se ubica en el lugar de la puntuación o corte, el que determinará de manera retroactiva el efecto de sentido de la frase.  En ese punto disruptivo Lacan ubicará un pensamiento que constituye un saber no sabido, un saber que no antecede a su producción sino que es causado por el corte mismo. La escritura formalizada de esta estructura será S1 -S2, aquello por lo cual el sujeto es lo que un significante representa para otro significante, lógica mínima que produce lo que Lacan denomina el fading o desvanecimiento del sujeto.

Esta estructura, que Lacan denomina “ley del significante”, es aquella que le otorga al sujeto del inconsciente una dimensión temporal y no sustancial, en una pulsación de apertura y cierre:
“Tropiezo, falla, fisura. En una frase pronunciada, escrita, algo viene a tropezar. Estos fenómenos operan como un imán sobre Freud y allí va a buscar el inconsciente. Allí, una cosa distinta exige su realización, una cosa que aparece como intencional, ciertamente, pero en una extraña temporalidad.” (Seminario 11, “Los cuatro conceptos fundamentales…”, pág. 32).

Mediante las operaciones de alienación y separación, Lacan va a desarrollar las coordenadas teóricas de su teoría del sujeto para el psicoanálisis, sin que ello se constituya -en modo alguno- en una cosmovisión.
Si nos aplicamos a una lectura rigurosa de los escritos y seminarios, prescindiendo del prejuicio académico de considerar supuestas etapas evolutivas en la obra de Lacan, podremos comprobar que la concepción de la subjetividad expuesta en el Seminario de 1964 no sufrirá modificaciones a lo largo de su enseñanza
Veamos algunas citas que demuestran esta afirmación:

“Mi hipótesis es que el individuo afectado de inconsciente es el mismo que hace lo que llamo sujeto de un significante. Lo enuncio con la fórmula mínima de que un significante representa un sujeto para otro significante. (…) El sujeto nunca es más que puntual y evanescente, pues sólo es sujeto por un significante y para otro significante.” (Seminario 20, “Aún”, páginas 171/72).

“La pregunta es qué pasa cuando algo le sucede a alguien como consecuencia de una falta.
Esta falta no está únicamente condicionada por el azar. El psicoanálisis nos enseña, en efecto, que una falta nunca se produce por azar. Hay detrás de todo lapsus, para llamarlo por su nombre, una finalidad significante. Si existe un inconsciente, la falta tiende a querer expresar algo, que no es sólo que el sujeto sabe, puesto que el sujeto reside en esta división misma que en su momento les representé con la relación de un significante con otro significante.” (Seminario 23, “El sinthome”, pág. 145)


Lacan llevará esta lógica al extremo en el Seminario 24, “L’insu que sait de l’une-bevue s’aile á mourre” (1977), designando al inconsciente con el neologismo “l’une-bevue” (desliz, equivocación), manteniendo su definición del sujeto:

“Es muy difícil saber bien la idea que Freud tenía de eso (el inconsciente). Pero lo que dijo de eso me pareció que sea un saber. Se trata en el saber de lo que podemos llamar efecto de significante.” (…) Lo que se dice a partir del inconsciente participa del equívoco, que es el principio del chiste- equivalencia del sonido y del sentido. He aquí en nombre de qué creí poder adelantar que el inconsciente estaba estructurado como un lenguaje.” (Seminario 24, “L’insu…”, clase del 11/1/77)
“Preciso en este momento acordarme de lo que dije con respecto al sujeto, es a saber, la relación de este S1 con este S2, he dicho en su momento que un significante era lo que representaba al sujeto ante otro significante.” (Seminario 24, “L’insu…”, clase del 15/3/77)

“El sujeto se toma por Dios, pero es impotente para justificar que se produce del significante, del significante S1 y aún más impotente para justificar que ese S1 lo representa ante otro significante.” (Seminario 24, “L’insu…”, clase del 17/5/77)

Esta serie de citas extraídas de uno de sus últimos seminarios, demuestran que Lacan sostuvo una misma concepción de la subjetividad a lo largo de toda su enseñanza, en detrimento de aquellas interpretaciones de su obra que sostienen la existencia de sucesivas etapas en las que Lacan modificaría una y otra vez los conceptos fundamentales del psicoanálisis