Durante 1972 Jacques Lacan
visitó Italia en el mes de mayo y Bélgica en octubre.
En su estadía en Bélgica realizó diferentes actividades: el 13 de octubre dictó una conferencia en Louvain; al día siguiente concurrió a los estudios televisivos para la entrevista realizada por Françoise Wolff – que presentamosa continuación:
En su estadía en Bélgica realizó diferentes actividades: el 13 de octubre dictó una conferencia en Louvain; al día siguiente concurrió a los estudios televisivos para la entrevista realizada por Françoise Wolff – que presentamosa continuación:
Puede verse con subtítulos en https://vimeo.com/13017760
F. Wolf.- Si preguntamos a
Lacan qué es el psicoanálisis, es porque creemos que es una de las más
prestigiosas figuras del psicoanálisis contemporáneo.
J. Lacan.- El psicoanálisis es
algo cuya existencia empieza a ser conocida por mucha gente. No he sido yo
quien ha inventado la experiencia analítica. Se ha constituido según sus
caminos, sus caminos que no siempre han sido los mejores para llegar derecho a
su objetivo. Sin embargo, hay algunas formas en las cuales el psicoanálisis se
ha instituido y esas formas −aunque evidentemente de manera artificial, lo que
es común en toda suerte de experiencia− han permitido cierta elucidación que
concierne a algo que no hace falta decir, que se trata de problemas. Que se
trate de malestar es altamente significativo, es evidentemente lo que resulta
de la misma experiencia analítica.
El hecho de que un público
cada vez más numeroso esté advertido acerca de la posibilidad de tal
experiencia es la base a partir de la cual yo tengo algo para decir.
[…]
Yo insisto sobre lo que es
evidente, no sólo en una primera inspección, sino en la segunda y en todas las
inspecciones posibles, hasta la última. El análisis es una práctica del
lenguaje. En el descubrimiento del inconsciente de Freud −basta con abrir uno
de sus tres libros, los fundamentales concernientes justamente al
descubrimiento del inconsciente−, no hay otra aprehensión lenguajera. Por otro
lado la experiencia analítica lo confirma, todo pasa por la palabra, la del
analizado o la del analista. Sería extravagante que en relación a este hecho
práctico se busque una coartada en alguna construcción accesoria.
F. Wolf.- ¿Cómo define el inconsciente?
J. Lacan.- Yo defino el
inconsciente −ha devenido un pequeño barco, en fin−... yo defino el
inconsciente estructurado como un lenguaje. Es a partir de ahí que comienzan
las preguntas. Cómo es posible el hecho de que estos seres que habitan este
lenguaje, que por el vehículo del lenguaje, este hecho se encuentre en todo lo
que el análisis descubre en su interior. Cómo es posible que le sean
transmitidas condiciones tan dramáticas −hay que decirlo−, el hecho de que
dependa de todo aquello que él ha esperado en el mundo y especialmente en el
nivel en el que recibió transmisión de ese lenguaje, el lenguaje de la madre.
Cómo a través de esto, algo tan esperado, quiero decir dominante, todo su
destino puede estar marcado por ello.
Es evidentemente allí donde
comienza la exploración, pero la clase de coartada, más o menos pretenciosa, en
fin, designada bajo el término de afectos, pero en qué ocasión han podido
alguna vez producirse los llamados afectos, es en ocasión de
declaraciones más o menos oportunas, es allí donde comienza la experiencia
analítica; pero no tomarlo como premisa, que es en el nivel del lenguaje que
está el problema, me parecía tanto más difícil de evitar cuanto que no se trata
acá de una cuestión teórica sino de una cuestión que arrastra toda la eficacia
de la práctica analítica.
[…]
F. Wolf.- ¿Cuál es el rol del analista? ¿Es como dijo usted anoche, el rol de “yo no te lo hago decir”?
J. Lacan.- Sí, en efecto, ayer
a la noche yo he dado un ejemplo para volver sensible una dimensión que es ésta
que yo expresaba especificando que he dicho “estructurado como un lenguaje”, es
decir una lengua particular. Sólo conocemos esto, yo quiero marcar la
diferencia, la importancia de esto, que después de todo solo puede habitarse
una o muchas, pero no se puede habitar más que en algunas de estas lenguas.
Entonces lo que usted me pregunta ahora, si entiendo bien, es cuál es el rol
del analista. Precise bien lo que usted quería decir con esto. El rol del
analista…
F. Wolf.- En la relación analítica.
J. Lacan.- Y bien…
F. Wolf.- ¿Es de hacer decir o
de no hacer decir?
J. Lacan.- Si, es eso, es el
famoso “yo no te lo hago decir”. Yo lo ponía como ejemplo de esto que
justamente lo especifica, un lenguaje. No se puede jugar sobre la ambigüedad
que comparta la expresión “yo no te lo hago decir”, que puede querer decir dos
cosas totalmente diferentes en francés: “tú lo has dicho” y, “no soy yo quien
te lo ha hecho decir”. Era un ejemplo destinado a mostrar la especificidad de
una lengua entre otras y para mostrar que la intervención analítica es
típicamente lo que hará siempre uso de este equívoco.
[…]
F. Wolf.- En la experiencia
analítica, hay transferencia. ¿Cómo, en tanto que analista, vive usted esto?
J. Lacan.- ¿En tanto que qué?
F. Wolf.- En tanto que
analista.
J. Lacan.- Sí, en tanto que
analista tengo la experiencia. Ella está siempre, incluso yo he podido
constatarla con los analistas más experimentados. Cada vez una sorpresa nueva,
y yo no puedo aquí testimoniar lo que me han confesado. Solo agregaría a su
testimonio, que no es disminuirla decir que ella está marcada de cierto número
de artificios. No es para nada una razón para pensar que la transferencia es
artificio. Por supuesto acá muchos analistas se protegerán, porque en verdad,
la sorpresa no se da jamás sin provocar un efecto de terror. Protegerse detrás
de la motivación de la transferencia por pensar que después de todo no es más
que un artificio, es ponerse al abrigo de algo que, se comprende, puede parecer
pesado, porque, como Freud no dejó de observarlo, no hay ninguna diferencia
entre la transferencia y el amor.
A partir de aquí comienza la
cuestión: una situación de artificio puede determinar un orden de sentimiento
que parece un orden también elevado en el orden natural del amor, debo agregar,
porque la transferencia solo tiene esta forma, tiene también al odio. Pero si
el análisis ha demostrado algo, es el profundo y estrecho enlace entre el amor
y el odio.
Yo he sido el primero en
tratar esta transferencia de manera que motive el orden, el orden elevado de su
fenómeno, yo lo he inscrito. En fin, el analista efectivamente, en la
experiencia analítica, ocupa un lugar: el sujeto supuesto saber. ¿Cuál es la
relación de un sentimiento como el amor con una fórmula del orden del sujeto supuesto
saber? Es seguramente lo que es totalmente imposible de explicar, y de hacer
sentir en una corta entrevista.
[…]
F. Wolf.- Ciertos
psicoanalistas dicen retener la clave de lo normal. ¿No es peligroso?
J. Lacan.- Sí, en fin, es una
opinión, en verdad, totalmente destituida. Ningún analista debería autorizarse,
bajo ningún punto de vista a hablar de lo normal. Tampoco de lo anormal. El
analista, en presencia de una demanda de análisis tiene que ver si es propicia
a lo que el proceso analítico se compromete, “zapatero a tu zapato”, en nombre
de qué el analista hablaría de una norma cualquiera, de una norma mala, de una
norma “macho”[2][1].
[…]
F. Wolff.- Bajo la protección
del psicoanálisis, ¿no hay una represión de la libertad?
J. Lacan.- Sí…, estos términos
me hacen reír, sí…, yo no hablo jamás de la libertad.
(Traducción realizada por:
Olga Mabel Máter – licmater@fibertel.com.ar
Alejandra Freschi – alejandra_freschi@hotmail.com
Texto original: https://www.elsigma.com/historia-viva/entrevista-a-jacques-lacan-en-la-television-belga-realizada-por-francoise-wolf-el-14-de-octubre-de-1972/11563 )
Palabras clave: Jacques Lacan - Entrevista - Televisión - Bélgica 1972
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